Aún tengo clavado en el orgullo cuando alguien me dijo “Eres un inconscientemente incompetente”.
Cuando te lo dicen con cara seria y después de no haber sabido hacer algo, os aseguro que te haces pequeñiiiiito.
Quien me lo dijo lo hizo con toda su buena intención; tan buena que, al darse cuenta de que mi tamaño se reducía hasta el de Pulgarcito, vino a explicármelo.
“Es bueno darse cuenta de que eres Inconscientemente incompetente” me dijo. Yo no sabía por dónde iba a salir, pero el hecho de que se dirigiera a mí de esa manera me tranquilizaba algo.
Continuó con su charla, “Es el primer paso para ser conscientemente incompetente”. En ese momento, toda mi atención estaba...