Camino con guía

Caminar sin guía es un riesgo, pero no todo el que camina guía
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Consultor en formación y desarrollo
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A punto de empezar la sesión que impartí para un puñado de empleados de Grupo San Valero hace unos pocos días en Zaragoza, se desató una brutal tormenta que hizo que tuviéramos que cambiar rápidamente de escenario. Abandonamos a toda prisa el salón de actos para subir a un aula grande un par de pisos más arriba. Algunas de las personas que trabajaban en el centro se afanaron para conseguir que en pocos minutos todo estuviera listo en la nueva ubicación. Otras, indicaban a los que no conocían el centro el camino hasta la nueva clase.

Hace unos años salí de excursión por la montaña con unos amigos. Durante la noche una fenomenal tormenta de nieve colapsó la zona por la que teníamos pensado caminar. Nos encontramos algunos tramos de senda perfectamente limpios, tramos de bosque con algo de nieve y muchas zonas en las que el sendero había desaparecido por completo: ni pista, ni marcas, ni señales, ni huellas que seguir. Resultaba complicado el avanzar porque teníamos que ir creando nuestra propia senda aún a riesgo de torcernos el tobillo con alguna piedra oculta mal colocada debajo de aquel manto blanco.

Y algo parecido ocurrirá en tu vida. Seguir las indicaciones de los que conocen el centro será lo más adecuado para llegar a la nueva clase. Seguir las huellas de los que caminaron por delante nos evitará lesiones en nuestros tobillos. Pero cuidado, porque los senderos de otras personas pueden ser caminos equivocados para ti, o que incluso te pongan en peligro. No todo el que camina, guía. Por tanto a veces tendrás que buscar un guía que conozca la zona para abrir tu propio sendero y dejar que los demás sigan el suyo.

Caminar sin guía es un riesgo, pero más arriesgado es seguir a los que no sean guías verdaderos, a los que no conozcan bien tu experiencia y capacidades, o a los que te prometan falsos atajos. Pues si lo haces, puede que acabes perdiéndote para siempre.

Son muchos los alumnos que a lo largo del año se acercan a cualquiera de las banderas del Grupo San Valero buscando esa guía que les ayude a no perderse en su vida. A seguir avanzando de un aula a otra hasta llegar a aquella en la que se encuentren cómodos y en la que se imparta aquello que ellos querían. Ser guía de alguien, y la gran mayoría de vosotros lo sois, es una responsabilidad para la que no podemos dejar de prepararnos concienzudamente cada día. Cada día.

Pero además de una responsabilidad también es un honor que no debemos minusvalorar. No en vano ya decía Mark Twain que “lo segundo mejor que le pueden decir a un hombre es maestro”.