¿Llegaremos a tiempo?

Se ha celebrado la Cumbre del Clima de Bonn sin concretar medidas que permitan reducir la velocidad del calentamiento global del planeta
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Ex-Director de la Agencia de Medio Ambiente y Sostenibilidad del Ayto. de Zaragoza
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La compañía American Airlines informa que el vuelo con destino a Las Vegas se retrasa por razones técnicas. Más de medio centenar de vuelos regionales con salidas y llegadas en el aeropuerto internacional Sky Herbor de Phoenix fueron cancelados el 20 de Junio. Las alertas por las altas temperaturas que alcanzaron los 50 º C se mantuvieron también el 21 de Junio.

Según American Airlines, los vuelos regionales utilizan el avión Bombardier CRJ que opera con una temperatura máxima de 47,7 º C. A partir de este límite, el aire se hace tan fino que no puede emprender el vuelo con seguridad.

Con estas temperaturas, también está en riesgo el servicio eléctrico. En California, donde ya se registraron caídas del servicio, el operador independiente de la red eléctrica pidió a los consumidores “no encender las luces y los aparatos eléctricos que no sean imprescindibles” entre las 14:00 h. y las 21:00 h. para evitar el riesgo de sobrecarga del sistema.

Broux Long, responsable de la Agencia Federal de situaciones de Emergencia, comentó: “Necesitaremos años para recuperarnos de éste desastre”, al comprobar los daños producidos por la tormenta Harvey a finales de agosto en la cuarta ciudad de EEUU, Houston, de 2,3 millones de habitantes, donde en algunas zonas de la ciudad llegó a llover 75 cm3 de agua.

Pero las consecuencias de la tormenta hubieran sido menos dañinas si hubiese habido un desarrollo y crecimiento urbanístico más ordenado y ligado al medio físico.

La cuenca del rio White Oak Bayon, situada en el Noroeste de Houston, ha perdido más del 70 % de sus humedales entre 1922-2010.

Ahora, estas zonas están impermeabilizadas al estar completamente pavimentadas y urbanizadas. La región ha perdido la capacidad de manejar millones de litros de agua de tormentas.

Los huracanes, tormentas y otros fenómenos meteorológicos externos son parte intrínseca de la naturaleza, sin embargo los últimos registros manifiestan una virulencia superior a lo que hasta ahora conocíamos.

Los huracanes se forman sobre aguas que tienen una temperatura próxima a 26,5 º C. En los últimos años, las temperaturas de las aguas superficiales del mar han estado aumentando y en algunas regiones del Atlántico Norte y el Golfo de México están más calientes ahora que el promedio de los últimos años.

El 11 de septiembre, el huracán Irma asoló las costas de Florida, dejando a más de 2 millones de personas sin luz eléctrica y produciendo grandes destrozos en las viviendas en infraestructuras urbanas.

A ésta virulencia de los fenómenos climatológicos se suma el crecimiento y desarrollo urbanístico especulativo que ha destruido o dañado gravemente ecosistemas naturales que amortiguaban y actuaban como barreras de estos fenómenos.

En septiembre, en Los Ángeles y posteriormente en octubre, en el resto de California, 90.000 personas fueron desplazadas tras cinco días de grandes incendios forestales.

En nuestra Península, más recientemente, el Norte de Portugal y Galicia tampoco se libraron de los fuertes incendios que durante varios días azotaron la región dando lugar a miles de desplazados, llegando el fuego a penetrar en la ciudad de Vigo.

A parte del denominado factor 30, más de 30 º C de temperatura, menos del 30 % de humedad y más de 30 Km/h de velocidad del viento, factores todos ellos relacionados con el calentamiento global, más las políticas de repoblaciones forestales favoreciendo el monocultivo de especies de crecimiento rápido, frente a la biodiversidad autóctona del bosque natural y la falta de modelos de gestión de nuestros bosques, hacen que la suma de estos factores generen una mezcla explosiva.

Este año, está considerado como uno de los más calurosos del Planeta en los últimos cien años, además, en la Península Ibérica está sufriendo una sequía sin precedentes con consecuencias importantes en el suministro de agua potable a poblaciones, restricciones en la agricultura y ganadería y en la producción de energía eléctrica.

Pero todos estos sucesos no aparecen espontáneamente sino que son consecuencia de una sociedad cuya economía y modelo social se sostiene en la combustión indiscriminada de los combustibles fósiles causantes del calentamiento global.

España ocupa (según informes de la AEMA de 2014) el último lugar en Europa en cuanto a la reducción de emisiones totales y el penúltimo en porcentaje de reducciones y esto teniendo en cuenta la crisis económica. Estados Unidos simplemente se ha desligado de los acuerdos y compromisos de Paris de lucha contra el cambio climático.

Durante éste año, el cambio climático se ha manifestado con dureza en países como EEUU y España como hemos visto anteriormente, es decir, en los países ricos, y a pesar de esa condición las consecuencias de muertos, desaparecidos, desastres ecológicos, pérdidas económicas… etc, han sido cuantiosas, sin embargo los gobiernos siguen mirando hacia otro lado.

Aún en el caso de que fuéramos capaces de reducir a un mínimo las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera, las consecuencias de dichos gases permanecerían siendo muy elevados durante mucho tiempo y, por tanto, el efecto invernadero continuaría. La expansión térmica se mantendrá durante décadas o incluso siglos.

Estos días se ha celebrado la Cumbre de Bonn que ha finalizado sin concretar medidas que permitan reducir la velocidad del calentamiento global y que nos ayuden a adaptarnos al nuevo planeta.

De seguir así, es posible que reaccionemos demasiado tarde y no lleguemos a tiempo.