Una nueva etapa, un propósito claro

Aprender, enseñar y crecer: un nuevo comienzo

Profesional de los medios audiovisuales y docente de CPA Salduie
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Muy buenas, soy Natalia Prieto Guillén, profesional de los medios audiovisuales desde 1999 y, actualmente, tengo el privilegio de formar parte del equipo docente de CPA Salduie, a media jornada. Un cambio de vida de 360º.

Y como suele pasar con los grandes cambios, hasta llegar aquí ha habido un viaje de vértigo. Uno de esos que te remueven por dentro, que te obligan a soltar lo viejo, reinventarte y apostar fuerte por tu propósito.

Mi trayectoria ha estado siempre ligada al audiovisual: ficción, fotografía, eventos, doblaje, televisión… Un recorrido rico, diverso y apasionante. Pero había algo que siempre me acompañaba, incluso cuando no era mi trabajo principal: enseñar. Porque, compartir lo que sé, me conecta, me hace sentir útil, viva y en coherencia. Por eso, hace unos años decidí dar un paso valiente: volver a la universidad, estudiar Comunicación, y culminarlo con un máster en Educación. Me zambullí de lleno en un proceso de transformación personal y profesional. Y fue entonces cuando llegó la oportunidad de unirme a grupo San Valero, a través de CPA Salduie.

Y lo que encontré aquí superó todas mis expectativas. Ya que, los más de 20 años de profesión cobraban sentido al compartirlos con los alumnos y poder transmitirles aprendizajes, enseñanzas y enseñar, así, mi profesión (y día día laboral) desde la experiencia.

La docencia no solo ha sido un cambio de rumbo profesional: ha sido un redescubrimiento personal. Ha sido encontrar un lugar donde todo lo vivido cobra sentido. Un espacio donde puedo aportar mi mejor versión profesional y, al mismo tiempo, nutrirme del contacto humano, de las historias, de las inquietudes, de los sueños de quienes están al otro lado: los alumnos.

Cada día en el aula es una sorpresa. Y una de las cosas que más me ha impactado (y se han roto estigmas) es el contacto con la adolescencia. Tenía prejuicios, como muchos. Pensaba en esa juventud dispersa, desmotivada, conectada solo al móvil y desconectada del mundo. Pero me equivoqué.

Porque cuando consigues dar con la tecla, cuando logras engancharles desde lo emocional, cuando les haces sentir que su voz importa, que lo que aprenden tiene sentido y aplicación real, la implicación que despliegan es visceral, profunda y poderosa.

Son intensos, sí. Yo también. Además, he visto alumnos apasionados, creativos, generosos y con una mirada propia que me ha dejado sin palabras. Esto no es como los 10 años que pasé llevando más de 60 adolescentes en un campamento. Ahora, todo es distinto y he tenido que acercarme a la adolescencia de forma diferente a como lo hacía en mis años del campamento de Cine. En esta ocasión, he visto la necesidad de abrir el espacio adecuado para que se expresen y crearles esa necesidad de comunicarse y, a su vez, de sentirse escuchados. Y darles sobre todo un fin de cada acto. Me di cuenta que ellos, más que nunca necesitan siempre respuesta al ¿para qué? Sin respuesta a esa pregunta, no veía, en general, acción ninguna, por su parte, en el aula. Y ahí es cuando ha sido mágico.

Eso es lo que me ha enseñado el aula: que enseñar no es solo transmitir conocimientos, sino activar el deseo de aprender. Inspirar. Ser guía. Ser red. Ser impulso.

Estoy profundamente agradecida por esta oportunidad. Porque sí, mi propósito siempre fue ayudar a los demás. Lo descubrí más tarde, cuando creé un método pedagógico y una entidad llamada Terapias Audiovisuales, con la que buscaba sanar a través del lenguaje de la imagen y el sonido.

Hoy, todo encaja. Hoy, cada vez que entro en clase siento que estoy justo donde tengo que estar. Que todo lo recorrido me ha traído hasta aquí. Y que este presente, lleno de desafíos, también está lleno de sentido.

Gracias por confiar en mí. Estoy feliz de formar parte de esta aventura, de sumar, de aprender y de crecer con vosotros.

Con cariño y admiración por todo lo que hacéis,

Natalia Prieto Guillén

www.linkedin.com/in/nataliaprietoguillen