El Patrimonio Cultural como herramienta de aprendizaje

La difusión del Patrimonio Cultural ha experimentado en los últimos años una profunda renovación. Un concepto que se ha ampliado sensiblemente, así como la forma en la que lo demandamos. De hecho, actualmente se ha convertido en un medio útil y muy dinámico para el aprendizaje de los escolares.
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Responsable de FAETON Servicios Educativos
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¿Qué entendemos hoy por Patrimonio Cultural? Evidentemente, ya no es suficiente considerar Patrimonio únicamente el Arte o la Historia con mayúsculas. Dentro de este mismo concepto ahora se han hecho un hueco el folclore, la música, el teatro, la literatura, la gastronomía etc… Nuestra percepción del Patrimonio Cultural es mucho más amplia en la actualidad. Y ello ha determinado que también hayamos ampliado nuestra forma de acercarnos a él.

Hasta hace pocos años, la clásica visita guiada, en la que se ponía de manifiesto la importancia histórico-artística del entorno, era la única oferta para los visitantes. En la actualidad, las oficinas de turismo, sin dejar de lado la visita clásica que sigue cumpliendo una importante función, ofrecen visitas temáticas que parten de este concepto más amplio de Patrimonio (literarias, gastronómicas, ornitológicas, astronómicas etc…) Las posibilidades son muchas. Y grande es también el ingenio de los responsables de la cultura a la hora de buscar nuevos nichos de mercado que atraigan el interés de la gente. Lo mismo ocurre en la oferta cultural de museos, salas de exposiciones o instituciones culturales.

Paralelamente a esta ampliación del concepto de Patrimonio también se han desarrollado nuevas estrategias para su difusión y comunicación. La interpretación del Patrimonio Cultural ya no se hace únicamente de forma clásica, por ejemplo, directamente a través de un guía o un texto escrito, sino de forma interdisciplinar. Recurriendo a todo tipo de recursos que hagan más fácil y divertida la experiencia de aprendizaje: Actuaciones, teatralizaciones, reproducciones y, especialmente, las nuevas tecnologías, que ofrecen unas enormes posibilidades.

La nueva forma de concebir e interpretar el Patrimonio ha beneficiado a todos los sectores sociales porque ha colaborado en gran medida a democratizar el acceso a la cultura. En este sentido, uno de los sectores sociales más beneficiados ha sido, sin lugar a dudas, el de la infancia. Los niños, que han sido tradicionalmente los grandes olvidados por parte de los agentes culturales, ahora disponen de atención específica. Bien a través de materiales y talleres diseñados específicamente para ellos, bien a través de las denominadas “visitas en familia”; en las que padres e hijos comparten la experiencia de aprender.

La clave del éxito para hacer accesible el Patrimonio Cultural a los niños es la utilización de una metodología adaptada a sus necesidades. Fundamental es el uso sistemático del juego, puesto que es el recurso didáctico central en el aprendizaje y en la adaptación social de los niños. Para los más pequeños podemos pensar en juegos de tipo simbólico, de expresión corporal o de dramatización, por ejemplo, el uso de títeres o marionetas. Y para los mayores juegos de ingenio, de observación, asimilación, secuencias, diferencias etc… Pero la metodología en sí no es suficiente.

No podemos pensar que sólo el hecho de asistir a un teatro o participar en un juego es más suficiente para garantizar una experiencia de aprendizaje positiva. Una circunstancia es frecuente en el diseño de visitas para grupos escolares y en el de visitas en familia.

Para una verdadera interpretación del Patrimonio, especialmente en el caso de los niños, es necesario que seamos capaces de generar en ellos un aprendizaje de tipo significativo, es decir, que parta de su propio conocimiento, de su experiencia, y la amplíe con la adquisición de nuevos conceptos. Y para ello es necesario que los contenidos que les presentemos se adapten a su necesidad de aprendizaje y su nivel cognitivo. Una tarea que no es fácil y que requiere de personal especializado. Contenidos adaptados y una metodología adecuada, ese es el objetivo. Afortunadamente, la mayoría de los agentes culturales ya cuentan en sus equipos con educadores culturales y educadores de museo.

Sin embargo, cabe hacerse una pregunta más. A la hora de generar experiencias positivas de aprendizaje el Patrimonio Cultural debe adaptar su discurso a los niños. Pero ¿podríamos hacer que el propio Patrimonio Cultural sea quien se adapte a los contenidos curriculares de los alumnos? ¿Podríamos hacer del Patrimonio Cultural un recurso educativo más de la educación formal? Por supuesto que sí.

Un ejemplo de ello puede ser el proyecto de FAETON Servicios Educativos que pusimos en marcha en el año 2011. Nuestro objetivo es convertir el Patrimonio Cultural en un medio útil y dinámico para el aprendizaje de los escolares. Más allá de educar a través del Patrimonio Cultural, el reto es ponerlo al servicio de la comunidad educativa como herramienta para afianzar y ampliar los contenidos curriculares de los alumnos. Desde la Educación Infantil hasta el Bachillerato. ¿Cómo podemos lograrlo?

Una forma directa consiste en ser capaces de enlazar las posibilidades didácticas del Patrimonio Cultural con los contenidos curriculares de los alumnos, por ejemplo, a través de exposiciones, visitas o talleres en los que se aborden los mismos conceptos que ellos estudian. En FAETON adaptamos el Patrimonio de Zaragoza para explicar temas tan distintos como la gestión de las emociones, la vida cotidiana en el pasado, el proceso de la comunicación o los clásicos de la literatura. Otras ingeniosas iniciativas de nuestra ciudad también se sirven del Patrimonio para explicar las matemáticas o las ciencias naturales.

Una manera indirecta puede ser trabajando contenidos como la educación en valores democráticos (paz, tolerancia, igualdad et…) que pueden insertarse de forma transversal en cualquiera de las áreas de los diferentes currículos educativos. Un buen ejemplo de ello podría ser nuestra actividad “Una Seo llena de valores”, en la que la decoración de la catedral zaragozana nos sirve para trabajar conceptos como la amistad o la solidaridad. Y, por supuesto, nuestro programa de actividades sobre Derecho civil foral aragonés, en las que trabajamos con los alumnos los valores aragoneses tradicionales de pacto, lealtad y libertad.

El Patrimonio Cultural al servicio de la sociedad y al servicio de la educación formal es una realidad que contribuye no sólo a difundir la cultura sino también a crear mejores ciudadanos y mejores personas. En definitiva, una sociedad mejor. O por lo menos así lo creemos quienes nos dedicamos a esta apasionante labor.