“Treinta días trae septiembre, con abril, junio y noviembre. Los demás con treinta y uno, menos febrero el loco que solo tiene ventiocho”. Así rezaba una canción infantil que repetíamos en la escuela con objeto de recordar el número de días que tenían los diferentes meses del año. Recuerdo que había otro truco con tal fin, y consistía en recitar los meses del año al mismo tiempo que se señalaban los picos y valles formados por los nudillos en un puño cerrado, de modo que los nudillos eran los meses más largos y la hondonada entre nudillos los de treinta días. Pero como hay cuatro nudillos en el puño, había que repetir el proceso tras llegar a julio, con lo que agosto tiene también treinta y un días. Es de...
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