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Carlos Pérez, rector de la USJ, entrevistado en el Blog de CEOE Zaragoza

“El reto de las universidades será acompañar al alumno en trayectorias profesionales cada vez más complejas y variadas”
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15.10.2018

 

ENTREVISTA EN EL BLOG ZARAGOZA EMPRESARIAL

La Universidad San Jorge es uno de los cinco centros del Grupo San Valero. Nació en 2005 con tres titulaciones entre su oferta académica: Periodismo, Publicidad y Relaciones Públicas e Ingeniería Informática. Actualmente, trece años después, se imparten 16 grados en tres facultades y escuelas. En la Facultad de Comunicación y Ciencias Sociales, se pueden cursar los grados en Administración y Dirección de Empresas (ADE), Derecho, Educación Infantil, Educación Primaria, Comunicación Audiovisual, Periodismo, Publicidad y Relaciones Públicas y Traducción y Comunicación Intercultural. En la Facultad de Ciencias de la Salud se imparte Ciencias de la Actividad Física y del Deporte, Enfermería, Farmacia, Fisioterapia y, como novedad este año, Bioinformática. Por último, en la Escuela de Arquitectura y Tecnología se oferta Arquitectura, Diseño y Desarrollo de Videojuegos e Ingeniería Informática. Además, también se cuenta con varias dobles titulaciones: ADE + Derecho, Periodismo + Comunicación Audiovisual, Diseño y Desarrollo de Videojuegos + Ingeniería Informática, Bioinformática + Farmacia y Bioinformática + Ingeniería Informática.

Carlos Pérez Caseiras, rector de la Universidad San Jorge desde 2009, es doctor Ingeniero Industrial por la Universidad de Zaragoza, en cuyo Centro Politécnico Superior ejerció la docencia antes de dar el salto a Valeo Térmico, en donde fue director de I+D. En esta entrevista, subraya que “en la USJ nos esforzamos para que la conexión con las empresas, tanto en la docencia como en la investigación, esté presente y se manifieste día a día”. También destaca que “prácticamente todos nuestros profesores e investigadores están enmarcados en algún grupo de investigación reconocido por el Gobierno de Aragón”.

¿Qué aporta la formación universitaria frente a otro tipo de estudios superiores?

La formación universitaria aporta una serie de horizontes únicos. Por un lado, es la formación académica de máximo nivel que te cualifica para ejercer una serie de profesiones. Tal como la concebimos en la Universidad San Jorge, debe intentar reforzar una serie de atributos que entendemos como fundamentales para los alumnos.

Por ejemplo, la dimensión internacional. Estamos totalmente convencidos de que todos nuestros estudiantes tienen que ser capaces de desenvolverse en un ámbito internacional en su profesión, porque entendemos que el entorno donde trabajarán, bien sea dentro o fuera de España, estará compuesto por equipos de trabajo multiculturales donde se hablarán varias lenguas.

También creemos que la conexión con el entorno profesional y empresarial es fundamental. Tenemos que asegurarnos de que la formación que impartimos en la universidad capacita y prepara a los estudiantes para competir en buenas condiciones en un entorno profesional cada vez más exigente. En la USJ nos esforzamos por que esa conexión con la empresa, tanto en la docencia como en la investigación, esté presente y se manifieste día a día.

¿Por qué es importante la investigación que se realiza desde las universidades para el progreso de la sociedad? ¿Qué se está realizando desde la USJ para contribuir a ese desarrollo?

Todas las universidades tienen dos misiones fundamentales, indisolubles y que se realimentan entre sí: crear y transmitir conocimiento.

La transmisión de conocimiento tiene que ver con la labor formativa, quizás la más destacada puesto que nuestra principal misión es transmitir a los estudiantes un conjunto de competencias, habilidades y valores que les capaciten para su ejercicio profesional.

Sin embargo, otra misión igual de importante es crear conocimiento. Los profesores e investigadores tienen la responsabilidad de hacer avanzar las fronteras del conocimiento en todos los ámbitos donde estén presentes. No se concibe una universidad sin investigación como no se concibe sin una buena docencia. Además, la investigación, aparte de generar conocimiento y elementos positivos para el entorno que rodea la universidad, también realimenta la propia docencia al dar la oportunidad a los profesores de transmitir su actividad y descubrimientos a los alumnos.

¿Qué se está realizando desde la USJ para contribuir a ese desarrollo?

La estructura de la investigación en la universidad se organiza en torno a grupos de investigación. Los investigadores se agrupan libremente en función de sus líneas de investigación tanto con profesionales de la propia universidad como de centros de investigación o universidades de nuestro entorno.

En la USJ, en los últimos años, hemos progresado enormemente en esta configuración de grupos de investigación. Podemos decir con orgullo que a día de hoy prácticamente todos nuestros profesores e investigadores están enmarcados en algún grupo de investigación reconocido por el Gobierno de Aragón. Además, estos grupos no solo pertenecen a un centro, sino que hay grupos multidisciplinares con investigadores de fuera de la universidad. Esta dinámica está empezando a dar resultados muy positivos de creación de proyectos de investigación nacionales y europeos.

Un aspecto diferenciador de la USJ es el gran peso que tienen las prácticas que realizan los alumnos, tanto en empresas como en la propia universidad, ¿hasta qué punto influye en los estudiantes poder adquirir experiencia práctica antes de salir al mercado laboral?

El paso de la universidad al ámbito profesional siempre es difícil porque estamos hablando de dos entornos muy diferentes. En ese sentido, el hecho de que todos los grados de la USJ incluyan practicas obligatorias y voluntarias en empresas seleccionadas considero que es un elemento fundamental y una experiencia muy valiosa que ayuda a aliviar ese salto entre el ámbito universitario y el ámbito profesional.

Por otro lado, permite a la empresa valorar a los estudiantes de la USJ y captar talento incluso antes de que terminen sus estudios universitarios. Hemos visto muchos casos de estudiantes que comienzan a realizar prácticas en una empresa y finalmente se quedan trabajando allí. Además, también sirve como un proceso de retroalimentación en el que la empresa puede comunicar los puntos fuertes y débiles de nuestros estudiantes y nosotros podemos reformar o mejorar los planes de estudio atendiendo a esos informes.

La fuga de cerebros es una de las problemáticas que España sigue arrastrando desde la crisis de 2008, ¿qué pueden hacer las universidades para hacer frente a ello?

Las universidades por sí solas no pueden resolver completamente el problema, pero sí tienen que tener una estructura, organización y vocación investigadora bien consolidada. La USJ es una universidad relativamente pequeña que no puede aspirar a tener grupos de investigación en todos los ámbitos del conocimiento. Pero puede aspirar a profundizar y destinar recursos en aquellos ámbitos donde realmente tenga capacidad de tener impacto notable en el entorno.

Esos recursos pasan por, como ya está haciendo la USJ, destinar ayudas propias a becas de investigación. También es fundamental tener unas líneas con una conexión fuerte con el entorno y dotarlas con recursos que permitan el retorno de los investigadores que colaboren con universidades y centros de investigación del extranjero.

Si, por ejemplo, investigamos en Farmacia y nuestras líneas de investigación están perfectamente conectadas con las necesidades de la industria farmacéutica, estamos seguros de que esos investigadores que formamos en la universidad podrán optar por seguir una carrera investigadora docente en la USJ o por desarrollar su carrera profesional en la industria farmacéutica de la comunidad. Así, el retorno será mucho más factible.

En 2015 el Ministerio de Educación aprobó la posibilidad de ofertar grados de 3 años y ahora algunas universidades de Reino Unido ofrecen grados universitarios de 2 años de duración (acortando el periodo de vacaciones y alargando el horario de clases). Parece que cada vez se busca obtener un título en el menor tiempo posible, ¿qué ventajas y qué inconvenientes cree que esto conlleva?

Creo que es un error tener una excesiva obsesión por los títulos. Es cierto que son importantes porque suponen un sello de calidad que permite al estudiante certificar que tiene una formación académica de máximo nivel.

Sin embargo, estamos ante un entorno donde las evoluciones profesionales de las personas van a ser cada vez más ricas y variadas y donde se habla de que un grado universitario ya no es garantía de un futuro profesional tranquilo y estable y que va a ser reemplazado por una necesidad de ir formándose continuamente. En esta línea, la universidad va a pasar de ser un organismo que expide y acredita titulaciones oficiales a intentar ayudar a nuestros estudiantes a gestionar su carrera profesional.

Es decir, no solo formaremos arquitectos, ingenieros o abogados, sino que también ayudaremos a continuar la formación, las transiciones profesionales, ofreceremos cursos de especialización, posibilidades de formación flexible o formación online, etc. Tenemos que estar dispuestos a acompañar a nuestros estudiantes en unas trayectorias profesionales que cada vez van a ser más complejas y variadas. El hecho de que haya grados de 3 años, como es el caso de la USJ con Bioinformática, ofrece más flexibilidad. Permitimos que el estudiante pueda diseñar una carrera profesional a su medida.

El valor del título universitario se verá sobrepasado por la importancia del itinerario formativo, la experiencia que adquiera el alumno, las competencias y habilidades que desarrolle y la capacidad de continuar aprendiendo a lo largo de la vida. En ese proceso tan complejo las universidades estamos en una excelente posición si tenemos la voluntad de acompañar a nuestros estudiantes.

¿Cómo será la universidad del futuro: cuáles cree que serán los cambios que se producirán y qué línea seguirá la formación universitaria?

Es evidente que el mundo está inmerso en un gran cambio social y el entorno profesional está evolucionando a un ritmo vertiginoso, y todas las instituciones educativas, incluida la universidad, están inmersas en un debate sobre cómo debe ser la universidad del presente y del futuro.

Para mí, las universidades no van a desaparecer, pero tendrán que adaptarse profundamente. La formación reglada (grados, másteres y programas de doctorado) seguirán siendo un elemento importante de la actividad de la universidad. Ahora bien, será igual de primordial la ayuda a las transiciones profesionales de los alumnos, la formación a lo largo de la vida, la conexión con el entorno profesional, la ayuda a los estudiantes que vienen de la formación profesional…

Ser capaces de gestionar este tipo de expectativas e inquietudes con perfiles de estudiantes muy variados, será el gran reto para las universidades en los próximos años.