Talento joven

Un curriculum de veranos vacíos es cada vez más una señal de alarma para empleadores y departamentos de Recursos Humanos
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Directora periódico La Comarca
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El verano trae a muchas empresas la frescura y vitalidad del talento de nuestros jóvenes. Disfrutar de ellos, enseñarles, o compartir sus ilusiones y miedos es una maravilla. En nuestro medio rural da gusto pasear por las calles estos meses estivales. Los días, las noches, las piscinas, bibliotecas, o las tertulias del café están llenas de vida. El talento más enérgico vuelve a casa y es esperanzador trabajar con quienes quieren volver para quedarse. Contribuir a retener esa virtud, formarla, mimarla y establecer las bases para su futuro laboral es la mejor contribución que muchos podemos regalarnos, a nosotros mismos y a nuestros municipios.

Por nuestra redacción cada verano pasan media docena de perfiles entre los diferentes departamentos y sus ganas son tan contagiosas que a veces arrollan. Tienen diferentes edades, niveles de formación y capacidades, pero la principal es la fundamental: todos quieren aprovechar el verano para aprender el máximo posible, luchar por su empleabilidad y sacarse un dinerillo de paso. Esto, que parece obvio y que para muchos de ustedes seguramente habrá sido el pan nuestro de cada agosto, ya no lo es. Antes la opción se limitaba al campo, que también enseña mucho, pero ahora la mano de obra juvenil en el sector agrícola brilla por su ausencia y cuesta verla también en despachos de abogados, arquitectos, diseñadores, empresas hosteleras, o consultas médicas… Hay quienes creen que se han ganado un verano de dos meses y medio en posición horizontal, bailoteos, amigos, playa, algún cursito de idiomas y el carné de conducir. Y tienen razón, también los padres que se sienten felices de ver a sus polluelos de nuevo en el nido. Pero la vida les depara una verdad bien distinta en la que la competencia, el esfuerzo y la capacidad para organizarse compaginando descanso, trabajo y diversión es decisiva. Un curriculum de veranos vacíos es cada vez más una señal de alarma para la mayoría de los empleadores y departamentos de Recursos Humanos. Los julios y agostos en blanco dicen mucho acerca de eso que denominamos las «competencias blandas» de los profesionales, mucho más significativos que un brillante expediente académico.

Reflexiono sobre estas cuestiones viendo a los chavales que se han apuntado esta semana a los cursos organizados por la Universidad San Jorge en Alcañiz, que por cierto, mañana presenta su FP ++, que consiste precisamente en el modelo innovador que incorpora a la empresa en el proceso educativo. En la sede móvil esta semana ha habido un nutrido grupo de ilusionados alumnos de nuestra tierra que han sabido aprovechar estos tres cursos, han analizado cómo puede ser su mañana y han conocido el testimonio de jóvenes como ellos que han encontrado el camino. Esta es la obsesión de todas las familias con mayores de 18 años en nuestra tierra y también de los IES de todo nuestro territorio, cuya FP ofrece mayor calidad y posibilidades. Pero obsesionarse sin pasar a la acción sirve de bien poco. Los cursos de verano de la Universidad de Zaragoza y Teruel también están ofreciendo un nivelazo formativo en municipios de todo nuestro entorno. Calanda y Ariño han sido claros ejemplos estos días. Barro para casa y les recomiendo el de ‘Medios de comunicación ante el cambio tecnológico’, la primera semana de septiembre con 30 profesionales referentes a nivel nacional en prensa, radio, televisión e internet que convierten a Alcañiz en una de las localidades que ofrece de mayor calidad en este ámbito. Todos los periodistas, personas amantes de la comunicación o interesados en la opinión pública deberían estar ahí.

Cada una de las personas que imparten estos cursos o empresas que ofrecen formación suponen una ventana de posibilidades. Nos cansamos de lamentar durante el año el olvido de los pueblos, pero hay claras apuestas por abrir oportunidades, descentralizar la formación y dinamizar el territorio. El talento no es innato, se construye. Hacerlo o no está en las manos de cada uno. Quienes avanzan en esa dirección recibirán sin duda el empeño, tiempo y respaldo de muchos de nosotros.