Miembros del Grupo San Valero se reúnen para hacer aportaciones al Sínodo 2021-2023

Este mes de febrero ha tenido lugar la primera reunión del equipo sinodal configurado por personal de todos los centros del Grupo San Valero.

Posiblemente, este Sínodo sobre la Sinodalidad sea el acontecimiento eclesial más importante desde el Vaticano II, y algo inédito en la historia de la Iglesia. Nos convoca el papa Francisco a todos los católicos (y alejados) para reflexionar sobre nuestro ser Iglesia, y pensar juntos qué Iglesia queremos. El lema es: “Por una iglesia sinodal: comunión, participación y misión”. El objetivo, "es construir una Iglesia más participativa", con presencia de todos y "más capacidad de decisión".

La primera fase sinodal en la que estamos implicados, la fase diocesana, quiere ser un momento para hablar, ser escuchados y escuchar a otros, porque todos somos pueblo de Dios (laicos, religiosos y pastores) y tenemos la misma dignidad que se nos confiere por el sacramento del bautismo. La misión evangelizadora de la Iglesia requiere que todos nos sintamos en camino, con cada miembro desempeñando vocación y misión. El protagonista es del Espíritu Santo. Vamos a dejarnos iluminar y conducir por Él; vamos a escucharle a través de la experiencia de las demás personas del grupo; vamos a hacer un discernimiento cristiano de lo tratado en las reuniones para renovarnos, y que esta conversión llegue a nuestros grupos, centros de trabajo, y nuestras comunidades parroquiales.

Este grupo intercentros del Grupo San Valero se une a los más de 360 equipos sinodales en la Archidiócesis de Zaragoza para realizar sus aportaciones al Sínodo 2021-2023. Entre estos equipos, también están los del Colegio San Valero y los de la Universidad San Jorge.

Con la trilogía “Participación-Comunión-Misión” se recoge lo que significa la palabra sinodalidad, que no es otra sino la de caminar juntos. Y se hace partícipe a todos los trabajadores del Grupo para que se unan a los grupos que ya han comenzado a trabajar, en estos momentos de reflexión, que nos pueden ayudar a asumir también los cambios profundos y acelerados de la sociedad actual, para que la Iglesia, fiel a sus raíces, dé la respuesta adecuada al tiempo presente.