EL PAPEL PARA EL QUE HEMOS NACIDO

He aquí dos ejemplos de mujeres libres
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15 años. Hija de Personal Técnico de USJ
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Lunes por la mañana. Mi profesora de Lengua entra en clase y, después de los habituales saludos de primera hora, nos enseña un vídeo, una escena de la película La sonrisa de la Mona Lisa, de Mike Newell. Resumen de la escena: mujeres brillantes que abandonan sus carreras tras el matrimonio para dedicarse a sus casas. Tarea: ‘Reflexiona sobre el contenido de este vídeo y la situación planteada’. Título del vídeo: ‘El papel para el que hemos nacido’.

 

El papel para el que hemos nacido. Nadie sabe cuál es su papel. Es posible que nos pasemos años intentando encontrar cuál es nuestro papel. Es posible que no lo encontremos nunca. Es posible también que lo tengamos claro desde un principio, lo cual es conveniente, pero no habitual. Lo que está claro es que nuestro papel en la sociedad no nos lo impone nadie, sino que se va afinando y detallando poco a poco. A medida que avanza nuestra vida nos daremos cuenta de si nuestro papel nos hace felices, nos llena, o no. Si la respuesta es un no, debemos cambiar, buscar otra salida. Si, por el contrario, sí nos hace felices, entonces debemos disfrutar de esa felicidad, aunque tampoco habituarnos a ella, puesto que por diversas circunstancias nuestro papel (puesto de trabajo, o quizá la existencia del mismo) puede cambiar.

Dicho esto, habiendo presentado la idea de que cada individuo define su propio papel, es necesario decir que el estereotipo de que las mujeres deben dejar sus carreras profesionales para dedicarse a los trabajos domésticos por obligación queda muy anticuado, y bastante lejos de la sociedad actual. Actualmente se defiende la idea de una mujer libre, que debe tener su propia carrera, y que no debe por obligación dedicarse a la casa. Tomo de ejemplo a mi madre: licenciada en Derecho y abogada, ejerce muy felizmente; su tiempo libre lo dedica a su familia por voluntad propia y por gusto. Tomo de ejemplo a mi tía: una mujer que terminó su carrera en Diseño y Artes Gráficas pero que no ejerce, también felizmente; su tiempo lo dedica a su familia por voluntad propia y por gusto. He aquí dos ejemplos de mujeres libres. Si la sociedad pretende defender mujeres que toman decisiones propias, dejemos que la decisión sea la que la mujer prefiera, sea esto ejercer un oficio, o sea esto dedicarse al trabajo doméstico, o sea esto una combinación de ambos, o una combinación de ninguno.