Fast food audiovisual

En la red se vive una sobreabundancia de contenidos audiovisuales
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Dra. Directora Grado Comunicación Audiovisual Universidad San Jorge
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En la red se vive una sobreabundancia de contenidos audiovisuales, priorizando la cantidad por encima de la calidad. Las series y películas se consumen como comida rápida, engullendo a base de “atracones”

Hoy en día, es parte de la rutina de consumo audiovisual utilizar el televisor para acceder a la televisión no convencional. Es decir, huir de la programación tradicional, de los canales lineales y de las pausas publicitarias de 6 minutos. Las plataformas de distribución online son la escapatoria perfecta; ofrecen contenido a la carta, un catálogo amplio y sin pausas publicitarias (la mayor parte de ellas). Además, otorgan al espectador un control casi total sobre su visionado: qué ver y cuándo. Ya no has de rendirte a las exigencias de los horarios televisivos sino a tus propias demandas, necesidades y tiempos. Estas nuevas modalidades de consumo propician cambios en el acceso a los contenidos (películas y series) y favorecen el surgimiento de conceptos como el de bingewatching, que en castellano denominaríamos “darse un atracón”. ¿Para qué esperar una semana para el próximo capítulo si puedo verlos todos seguidos? Así es como los usuarios son capaces de visionar en un fin de semana el contenido que, siguiendo el modelo tradicional, hubiese durado meses.

Una de las principales precursoras en la introducción de cambios en los hábitos de consumo ha sido la plataforma Netflix. Desde el inicio, la compañía ha buscado sacar rendimiento a su modelo de negocio y apostar por una suscripción que diese acceso a un catálogo amplio y diverso donde el usuario tomase sus decisiones de consumo. Para ello, una de sus pioneras iniciativas fue la de estrenar sus series de forma completa. Así, ante la incorporación de una nueva serie en su catálogo, el usuario se encuentra, por ejemplo, con 10 episodios de unos 50 minutos por episodio, 500 minutos totales, más de ocho horas de contenido final. Tú decides cómo te administras.

La sobreabundancia de contenidos: plataformas, canales, producciones, etc., favorece esta tipología de consumo. La misma Netflix ha aumentado exponencialmente su inversión en producción propia hasta superar los 10.000 millones de euros. Su objetivo es generar más y más contenido, rinda bien internacionalmente y que impacte en públicos diversos. El usuario pierde la cuenta del número de títulos que la plataforma incorpora cada mes. Es imposible verlo todo. Y eso también genera frustración.

Por ello, esta noción, la del atracón y contenido masivo responde a los conceptos actuales de inmediatez que abundan en la red. Ser el primero, el más rápido, el que antes ha terminado una serie, el que tacha otro título de su lista, el que más suma. La paciencia es un concepto en peligro de extinción en Internet y los usuarios priorizan la rapidez ante la calidad. Es la derivación del consumo de comida rápida al ámbito audiovisual. Engullir todo lo que puedas y cuanto antes. Pero ¿qué sucede con la reflexión? ¿qué poso deja el producto en nosotros? ¿cuántos minutos han de pasar para que borremos una serie de nuestra mente?