Duc in altum

Paradójicamente lo que lleva a la clausura es la búsqueda de libertad

Profesor Universidad Zaragoza y Patrono Grupo San Valero
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(Publicado en Heraldo de Aragón el 19 de mayo de 2023)

Para escribir hay que tratar siempre de fijarse y enfocar en los acontecimientos. Son innumerables, aunque uno no siempre consiga –o no se atreva a– identificarlos, y por eso a menudo nos conformamos con hablar de las noticias de actualidad, que son un mero sucedáneo. 

O puede que en realidad el acontecimiento sea único y que lo que nosotros percibimos diariamente sean algunas de sus manifestaciones. En cualquier caso, si lo piensan bien y miran dentro y a su alrededor, notarán seguramente que lo más importante de lo que nos sucede no tiene prácticamente nada que ver con los grandes titulares de los medios de comunicación. Y menos aún con los de estas fechas.

Puestos por eso a elegir alguno de esos múltiples y discretos acontecimientos que cotidianamente nos reconstituyen (en el doble sentido del término), el viernes pasado me invitaron a impartir la lección magistral en el acto de graduación de los alumnos de Bachillerato en un centro educativo. Pocos actos habrá más importantes que ese en los que un profesor pueda expresarse, pensaba, así que andaba preocupado y nervioso con el objeto de mi disertación, que finalmente dediqué al apasionante reto (y las dificultades) de conducirse en la vida. Aunque como suele ocurrir –ya saben, el maldito ‘esprit de l’escalier’– no sé si llegué a subrayar adecuadamente lo más importante, que es la necesidad de conducirse, cada quien a su modo, hacia lo más alto; o a lo profundo. El recuerdo o el aguijón de la escalera me lo proporcionó la proyección de la película ‘Libres’, a la que acudí al día siguiente, y cuyo subtítulo precisamente es ese: ‘Duc in altum’. Hubiera sido un buen colofón al propósito de mi charla; o, mejor dicho, a lo mejor la charla hubiera sido un preámbulo aceptable, aunque mediocre, para la película.

‘Libres’ es un documental dirigido por Santos Blanco, un joven realizador con experiencia en el mundo de la publicidad para quien esta película constituye el primer largometraje. A falta de una mejor distribución, por sus limitaciones comerciales, la cinta se exhibía el fin de semana en el salón de actos de una residencia de religiosas. Un centenar de personas, más o menos, llenaba la sala en la sesión a la que yo fui. Posiblemente las condiciones de la proyección no eran las mejores para disfrutar en toda su amplitud de un documental con un sonido (la música es de Óscar M. Leanizbarrutia) y una fotografía (Carlos de la Rosa) extraordinarias, pero la calidad y el interés del mismo, y el entusiasmo de la organización, lo compensaba ampliamente. De hecho, a pesar de esas dificultades de distribución y de haber sido estrenada hace un mes, hasta el momento se trata del documental más visto en 2023, según los datos acumulados de taquilla y espectadores del Ministerio de Cultura, y la 11ª película española más vista de las 237 proyectadas este año.

El filme narra la experiencia de la vida monástica a través del testimonio de varios monjes y monjas de diversas órdenes contemplativas, pertenecientes a doce monasterios españoles, buscando dar respuesta a la pregunta sobre los motivos y las circunstancias que llevan a esas personas a vivir de esa manera, y sobre el sentido de su vida en el mundo actual. Paradójicamente, es la búsqueda de libertad la que lleva a esos hombres y mujeres a recluirse voluntariamente en una vida sencilla de comunidad, oración y trabajo.

Antes de lanzarse a hacer la película, Santos Blanco había hecho alguna campaña publicitaria para la Fundación De Clausura, que agrupa a diversos monasterios y conventos con el fin de contribuir a su sostenimiento. Cuando empezó a conocer la vida de los monjes y monjas de clausura se topó con una frase del papa Francisco, que abre el documental, en la que el Pontífice se refiere a ellos como faros y antorchas para "acompañar el camino de los hombres y de las mujeres en la noche oscura del tiempo". Porque, como sabemos, lo propio de los faros no es atraer hacia sí a los navegantes, sino servir de referencia para que estos puedan orientar su propia travesía. La belleza de la vida que muestra el documental, y que se refleja incluso en los desconchados muros de los viejos monasterios, es una de esas referencias que sirve de baliza en nuestra navegación. Porque todos tenemos cierta querencia a lo absoluto: infinita sed. Y estos hombres y mujeres parecen sugerirnos, silenciosamente, que la única forma de conducirnos hacia lo alto es abajarse. Y porque, como escribía Dostoievski, sólo la belleza salvará al mundo.