Una historia "rara"

¿Siembro tomates o sigo en este apasionante momento?
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CEO del Grupo Lezama
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Llevo tiempo queriéndome retirar de la primera línea de fuego de mi grupo y marcharme a un pueblecito de Zamora de 14 habitantes a sembrar tomates y leer. Tengo 62 años, casi 63, y llevo trabajando sin parar 50 años. No echéis la cuenta. Empecé con 12 años, aunque hoy en día es muy difícil de entender. Dicen que soy el CEO del Grupo, Consejero Delegado, casi nada. Yo me describo como un compañero más del equipo, tan respetable como cualquiera. Muy trabajador, eso sí, pero ni eso es mérito, ya que en mi trabajo soy tremendamente feliz, disfruto con mis compañeros, con mis clientes, con toda esa gente con la que comparto mi trabajo y si alguien me necesita procuro estar siempre. El Grupo Lezama, está compuesto fundamentalmente de tres pilares: la hostelería (18 restaurantes), la educación (Colegio Santa María la Blanca, Madrid) y la Formación en Hostelería tanto en formato on-line como presencial (ESAH Campus SEAS; Escuela de Hostelería de Sevilla), todo bajo el paraguas de la Fundación Iruaritz Lezama.

Somos un grupo especial, yo diría que hasta “raro”. Tenemos la suerte de que nuestro jefe no se quiere hacer rico. Nunca hemos dado dividendos ni nunca los vamos a dar, reinvertimos todo lo que somos capaces de generar porque lo más importante para nosotros es crear puestos de trabajo y aportar nuestro granito de arena a la educación y a la formación de las personas, tan necesarias para un mundo más justo y solidario. Siempre he pensado que hay que saber retirarse a tiempo. Hay que dejar paso a las nuevas generaciones, gente joven y bien preparada, con unas ganas tremendas de comerse el mundo. Gente motivada, creativa, conocedoras de las nuevas tecnologías, con ideas geniales y, sobre todo, buena gente. Esta crisis que se nos ha venido encima, y que es muy complicada, hay que afrontarla con la cabeza alta.

Nada de brazos caídos, de “es un problema terrible”. No seamos ilusos, no nos engañemos, no nos confiemos, identifiquémoslo: “es una situación muy difícil”. Pongamos pues los pies en la tierra y hagamos como los buenos carpinteros, “medir dos veces antes de cortar una”. Seamos atrevidos y valientes. Esto se soluciona con ideas nuevas, y con todo el equipo unido. Quizás se pierda algún puesto de trabajo, como en el ajedrez se sacrifica una pieza para ganar la partida. Hay que ser realistas, tendremos que tomar decisiones muy duras, pero el objetivo es que a medio plazo se recuperen todos y cada uno de los puestos de trabajo que se quedaron por el camino.

El dilema es, ¿siembro tomates y dejo paso a los que vienen, o sigo en este apasionante momento para la gestión? A mí ahora solo me apetece estar con mis compañeros, no abandonar el barco, poner la experiencia al servicio del Grupo, trabajar, luchar, dar un paso atrás o mejor a un lado, dejando hacer al nuevo equipo y sufriendo con ellos para después de no mucho tiempo disfrutar del éxito que seguro llegará. Reconozco que siempre me he sentido orgulloso de ellos, de todos, pero también me gustaría que ellos reconocieran que mi fuerte son los tomates y su fuerte la gestión.