A punto de empezar la sesión que impartí para un puñado de empleados de Grupo San Valero hace unos pocos días en Zaragoza, se desató una brutal tormenta que hizo que tuviéramos que cambiar rápidamente de escenario. Abandonamos a toda prisa el salón de actos para subir a un aula grande un par de pisos más arriba. Algunas de las personas que trabajaban en el centro se afanaron para conseguir que en pocos minutos todo estuviera listo en la nueva ubicación. Otras, indicaban a los que no conocían el centro el camino hasta la nueva clase.
Hace unos años salí de excursión por la montaña con unos amigos. Durante la noche una fenomenal tormenta de nieve colapsó la zona por la que teníamos pensado caminar. Nos encontramos...