Un cínico fue —el primero de ellos, iniciador de aquella secta griega— Antístenes, discípulo de Sócrates, nacido en Atenas hacia el año 450 antes de Cristo. Antístenes imitó la serenidad de ánimo de su maestro Sócrates y gracias a él se inició en la filosofía, dejando atrás la retórica, en la que anduvo tras los pasos de Gorgias. Antístenes, que llegó a polemizar con Platón, emprendió su quehacer filosófico en el gimnasio denominado Cinosarges, palabra derivada de “perro”, que viene a significar algo como el mausoleo del perro, y de ahí la relación de los cínicos con canes y animales, en general, de los que tomaban ejemplos para explicar su visión de la vida… Pero no es de estas cuestiones de las que se quiere...
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