Cobrar por los depósitos y el sistema de pensiones
No tardaremos mucho en ver cómo a quienes tienen un depósito en su banco se les cobrará una cantidad de dinero por el mero hecho de «tenerlo depositado». ¿Cómo es esto posible? No es solo que no se obtendrán rentabilidades, sino que, además, ¡cobrarán!
Y es que la crisis financiera de 2008 tiene aún sus secuelas. Los principales bancos centrales, como la Reserva Federal de Estados Unidos (FED) o el Banco Central Europeo (BCE) empezaron a tomar una serie de medidas para ayudar a las familias y a las empresas a salir del bache. Una de estas medidas consistió en que, y hablamos del 2014, el BCE empezó a cobrar a los bancos el exceso de liquidez que tenían: ese dinero que no destinan para hacer inversiones o para prestarlo; y cobran precisamente para que empleen el dinero. En las últimas decisiones del BCE la cantidad que hace pagar a los bancos pasará del 0.4% al 0.5% antes de fin de año. Ya en Europa el 20% de los clientes corporativos pagan por los depósitos y en Alemania el porcentaje sube al 50%. En España hay empresas que lo pagan y todo apunta a que este coste se trasladará también a los particulares.
A esta cuestión inédita hasta ahora se le une la incertidumbre que provoca el sistema de pensiones que tenemos. Parece del todo inviable que hoy en día haya dos trabajadores por pensionista y que dentro de treinta años haya tan solo un trabajador por cada beneficiario de una pensión. Por si fuera poco, según las últimas noticias, el déficit de la Seguridad Social ha vuelto a subir y se coloca por encima de los 5.000 millones de euros, generando más dudas sobre la sostenibilidad del sistema de pensiones y la Seguridad Social. Por eso, cada vez es más importante tener un plan de pensiones privado como complemento de la futura pensión pública.
En este contexto, parece que es un buen momento para plantearnos el salto de ahorrador a inversor y para conseguirlo se ve necesaria una buena formación. Una formación financiera de calidad. Y es que se trata no solo de estar informado. Conocerte a ti mismo, los mercados y los productos financieros que se adecúen a tus necesidades. El perfil de riesgo. La diversificación. La gestión activa de Fondos de inversión. La gestión de patrimonios y de capital. Son conceptos que poco a poco deberíamos ir interiorizando para perder el miedo a la cada vez más necesaria inversión financiera.